lunes, 7 de marzo de 2016

Reflexión final

Parece que fue hace tan sólo unos días cuando vine a la facultad a mi primera clase del máster, desbordando ilusión, llena de expectativas y de ganas de aprender. Y de repente me veo aquí, tras mi primer día de prácticas, agotada después de cinco horas frenéticas, repasando a la velocidad del rayo todos los conocimientos adquiridos, comprobando en mi propia piel que las cosas sobre el papel no siempre encajan a la perfección con la realidad.
De todas las materias que componen el máster, la asignatura de didáctica fue la única, a mi parecer, imprescindible para poder hacer las prácticas y ejercer la docencia. Soy de la opinión de que debería integrarse en la carrera como una asignatura obligatoria, pero si esto no se contempla, al menos debería tener mucho más peso en el máster. Si nos estamos formando para ser profes de secundaria, necesitamos tener contacto con profes de secundaria, y no con profes universitarios, psicólogos, pedagogos y demás profesionales, que no dudo que sean brillantes en sus campos, pero poco o nada nos podrán transmitir sobre la pasión necesaria para poder dedicarse a la docencia. y esto, precisamente, es lo que yo percibí en las sesiones de didáctica: pasión, ilusión, motivación, positivismo y muchas, muchas ganas.
Veíamos con Luz y Ana en la última sesión un vídeo sobre qué es un buen profesor para los estudiantes. Y yo me pregunto: ¿En algún momento se preguntó a los asistentes al máster cómo sería un buen máster para ellos? No necesitamos dedicar horas a leer leyes, podemos hacerlo en casa, no necesitamos que nadie nos diga que busquemos una programación en internet y la modifiquemos para hacerla nuestra, no necesitamos divagar sobre teorías sin aplicación en la actualidad... Necesitamos conocer el día a día de un aula, sus historias, sus anécdotas, su realidad.
Esta mañana me surgieron muchos temas que me gustaría haber visto en clase con anterioridad y conocer la opinión de las expertísimas: ¿son imprescindibles los exámenes? ¿cómo y cuándo debemos hacerlos? ¿de qué tipo? ¿qué opinan de los castigos? ¿es aconsejable dejar a un niño o niña de 12 años sin recreo por no haber hecho los deberes? Aquí lo dejo, quizás son temas que puedan tratarse en futuras promociones.
Por lo demás, sólo me queda agradecer a Luz y a Ana su dedicación y bienfacer. Ojalá me encuentre a muchos docentes como ellas en mi andadura que ahora comienza. Gracias chicas, echaré de menos vuestros consejos!

2 comentarios:

  1. Gracias a ti, Patricia, por tu participación y tu entusiasmo por empaparte de todo. Sería tema de muchísimo debate, pero simplemente como pincelada: los exámenes "oficiales" son tristemente imprescindibles ante una posible reclamación, yo no necesitaría hacerlos porque conozco de sobra a mis alumnos. Con respecto a los castigos, acuérdate, ni siempre ni nunca, pero si, es un dolor dejar a un niño de 12 años sin recreo porque necesita comer algo, ir al baño, dar unas patadas a un balón o simplemente tomar el aire, igual que nosotros necesitamos un café(tu video de las jornadas de trabajo maratonianas). Por último, con respecto a echar de menos nuestros "consejos", y creo que en esto puedo hablar también por Luz, no tienes más que ponerte en contacto con nosotras.
    Hasta siempre!

    ResponderEliminar
  2. Súmome ao comentario de Ana: cando precises consello ou simplemente unha idea para unha actvidade ou material, non dubides, que estamos ao outro lado do ordenador. Ves? Aí se que son útiles as TIC!

    ResponderEliminar