miércoles, 2 de marzo de 2016

Comprensión y expresión escrita

Durante las clases de la pasada semana de Luz y Ana y, en especial, mientras preparaba la actividad sobre comprensión y expresión escrita (que podéis ver aquí), pensaba en cuánto me habría gustado que mis clases de inglés tanto en EGB como en BUP hubieran sido así, con actividades atractivas y motivantes que me ayudaran a escribir.
Los ejercicios de expresión oral siempre nos los mandaban para hacer en casa, y siempre eran redacciones, a veces sobre un tema en concreto, o bajo un título determinado, y otras con temática libre, a nuestra elección. Los recursos con los que contábamos eran el libro de texto y un diccionario, eso es todo. Recuerdo perfectamente la sensación de enfrentarse a una hoja en blanco, sin tener ni idea de por dónde empezar. En ese momento era en el que de repente sentías la necesidad de comer algo, ir al baño, llamar por teléfono... Cualquier cosa con tal de evitar la tan tediosa tarea.
En una de estas ocasiones, estando yo en 8º EGB (situémonos a finales de los 80), ante una redacción de tema libre que contaría para la nota final, me acordé de un cuento que acababan de regalarme y plagié la idea. Escribí una historia sobre una niña que estaba en un bosque, sola, y vivía unas experiencias fantásticas. Al final del cuento la niña despertaba, todo había sido un sueño. La llevé al día siguiente a clase y se la entregué a la profesora con la sensación de estar haciendo algo mal, "rezando" para que la profe no conociera el cuento, pues estaba convencida de que si lo conocía se daría cuenta de dónde había sacado la idea. Cuando a los pocos días nos devolvió los textos corregidos y vi el Great! escrito en grande en mi hoja me puse roja como un tomate y me sentí todavía peor. Demasiado tarde, ya no podía contárselo a nadie. Pero aquí no acabó la historia... Con motivo del Día das Letras Galegas se organizó un concurso de escritura en el cole y a la profesora se le ocurrió la gran idea de presentar nuestras redacciones, con tan mala suerte que la mía quedó finalista y me regalaron una caja que contenía varios libros, libretas, lápices de colores y distintos bolígrafos. Me encantó el regalo, pero no pude disfrutarlo, el sentimiento de culpabilidad y la vergüenza no me lo permitieron.
Ahora lo recuerdo como una anécdota, pero os aseguro que todavía hoy siento ese "pavor" cuando tengo que empezar a escribir sobre algún tema. Por eso considero que es tan importante guiar las actividades, empatizar con los estudiantes en el momento de crearlas y asegurarnos de que les ayudarán, evitándoles la sensación de frustración por no ser capaces de hacer algo que se supone deberían saber hacer. Así es justamente como yo me sentí.


1 comentario:

  1. Esta anécdota sería perfecta para contar nunha das túas clases: pode ser sobre a culpa, an embarrassing situation... Sería unha maneira estupenda de facer ver aos alumnos a importancia do traballo propio e ben feito e de que os profes fomos cociñeiros antes que frailes!

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